miércoles, 1 de mayo de 2013

Falsas promesas


—    Yo sé que es lo que te ronda la cabeza —dijo Elmeroth tras un breve silencio incomodo —, sé que es lo que te mueve, Ryke. La venganza por una madre asesinada; el amor de una joven belleza, tan pálida como la nieve y tan morena como un cielo nocturno; la leal amistad de unos amigos.
Ryke volvió a mirarle y descubrió que el vampiro tenía una crispante sonrisa dibujada en la boca.
—    ¿Y qué? —dijo con un tono más adusto de lo que pretendía.
—    ¿Quieres que se haga justicia por tu madre?, reclámala. ¿Quieres encontrar el amor en esa joven?, déjame ayudarte. ¿Quieres pasar la eternidad con tus amigos?, pídemelo.  
«Falsas promesas», recordó Ryke.
—    Quédate con nosotros —prosiguió Elmeroth mientras los reflejos morados de sus ojos centellearon —, y todos tus deseos llegaran a su debido tiempo. Quédate, y llegado el momento te convertiremos en uno de nuestros mejores aliados.
—    Me quedaré aquí —comenzó diciendo Ryke, aun con su tono adusto—, hasta que Belmmael me diga lo contrario.
Elemeroth no borró su sonrisa, pero debajo de esta no había felicidad alguna.
—    Por supuesto —dijo mientras torcía la poca sonrisa que le quedaba y se hacía a un lado para dejarle regresar con sus amigos.