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Hay una hermana —dijo con tono siniestro. Ryke no
supo decir si lo había exagerado o si el tema de verdad era siniestro—. Otra
belleza fría y oscura como una noche de invierno. Son gemelas, Ryke. Idénticas.
Solo hay una manera de distinguirlas. —Se señaló los ojos—. La mirada de Helena
es primaveral, casi diría que calurosa. Sus ojos te invitan a acercarte a ella,
su olor… —sonrió—. Yo diría que sabes de lo que hablo. Su hermana es todo lo
contrario: Su mirada es invernal, fría y calculadora. Unos ojos tan azules que
temes adentrarte en ellos y perderte en un océano tan hostil como su propia
alma.