Sé
que ya te he dedicado muchos textos, sé que todos acaban
diciendo lo mismo al fin y al cabo, ¿pero eso importa?
Vamos
a empezar por intentar expresar lo que eres para mí, pero empecemos
por algo físico. Si, lo superficial primero, ya que es por donde se
empieza… y ya se irá profundizando:
Todo
empieza una tarde soleada de Junio. ¿Quién iba a decir, por aquel
entonces, la importancia de aquel momento? Ese momento en el que
entré en casa de una amiga y vi una chica al fondo del salón. El pelo
oscuro, largo, liso y lacio que incitaba al deseo de tocarlo y dejar
que se deslizara entre los dedos. Esos ojos grandes, claros y
brillantes. Dos perlas relucientes de azul aguado que miraban con esa
intensidad seductora de la que jamás me olvidaré. Ese rostro fino,
hermoso y bello, imposible de ser esculpido, dibujado o expresado con
tanta perfección como la que posee. Una chica preciosa, sin duda,
probablemente inalcanzable. Eso fue lo que único que lograba ver en
aquel momento, su rostro. Solo recuerdo el azul de su ropa por lo bien que conjuntaba con sus ojos, pero lo demás era borroso. No lo
podía evitar, le soltaba miradas, era difícil estar más de cinco
segundos sin verla. ¿Qué me estaba haciendo? No era propio de mí,
mi corazón estaba muy lejos, demasiado lejos para sentirlo. No podía
pasar por alto eso que estaba pasando, y de alguna manera, no
recuerdo cual, hablé con ella. Una conversación breve, superficial,
pero no podía ser más perfecta. ¿Y ese dolor cuando se marchó? Me
sentía ridículo, pensaba que estaba haciendo el ridículo. Para
ella era un chico más del montón que conoce una tarde cualquiera y
pasa a su lado como una leve brisa que transcurre sin hacer meya en
su piel ni en su corazón. ¿Y que esperaba? No se habría fijado en
mí, y de haberlo hecho… ¿Qué corazón le podría haber
entregado?
Pasó
el tiempo, y acabo siendo lo que parecía estar predestinado a ser,
una chica que conoces una tarde de verano y con la que apenas
intercambias palabras. Bueno, uno se puede acostumbrar después de
tantas cosas. Pero decidí hacerme notar de vez en cuando, ¿y por
qué no? ¿Lograría llamar su atención? No me quedaría tranquilo
si no lo intentaba. No fue precisamente efectivo, se reconocer los
fracasos, no me iba a ganar el corazón de aquella chica.
Pero
el destino tiende a dar cambios repentinos. Puede volver atrás y
darte otra oportunidad, o así es como lo interpreté. Años después
la volví a ver, y aun que mi corazón yacía lejos y destrozado…una
parte de él gritaba a lo lejos: “¡Ella, es ella, no puedes
dejarla escapar! ¡Ella me devolverá a la vida!” Era difícil de
creer, pero una fuerza mayor que mi voluntad se apoderó de mí, y me
hizo hacer cosas que jamás habría hecho. Cosas tan sencillas como
mirarla una tarde cualquiera, y quedarme embobado, como si en esa
imagen hubiera visto mi vida entera. Una señal tras otra me dejé
llevar. Elegí ese camino contra todo pronóstico. Mi corazón luchó
contra mi voluntad, y mi corazón ganó. Gracias a él gane el suyo al robarle un beso en el que dije todo lo que pensaba, y lo
que pensaría desde aquel momento en adelante. Un beso en el que
sellé algo más que un amor incondicional, sellé lo que era un
compromiso para cuidarla, hacerla feliz; costara lo que me costara,
porque era lo que quería, era lo que necesitaba, era la razón por
la que soy y existo. Soy un chico con el corazón destrozado que ha
querido soñar y vivir, vivir el sueño. Ella es el bálsamo de mis
heridas, mi morfina. Nunca podré desengancharme de ella. Mi corazón
se sustenta de su esencia, y se mantiene a flote gracias a sus
sonrisas. Jamás podré agradecerle lo que hace por mí, jamás podré
darle las gracias como se merece. Por eso lo compensaré haciendo de
su vida un sueño hecho realidad, aunque sea todo lo que haga…aunque
sea lo último que haga.
Feliz
Navidad y próspero año, espero que tus deseos se hagan realidad y
vivas tu vida con felicidad.
Gracias
por todo cielo.
Te
quiero se queda corto…