viernes, 19 de abril de 2013

Moneda de dos caras


—    Hay una cosa que siempre tenéis que tener en cuenta, muchachos —continuó el anciano—. Toda persona monstruosa fue en algún momento una persona inocente. En alguna parte de su interior continua teniendo esa persona, a vece solo hay que hacérsela ver para que la libere.
«La cuestión es cuánto está enterrada esa persona inocente», habría querido decir Ryke, pero no quería menguar el valor de aquellas palabras alentadoras.
—    ¿Cómo derrotar a una persona así? —preguntó finalmente.
—    La opción más obvia… —El anciano tosió y le dio un trago a su copa de vino—. Seria procurar que sea su propia persona inocente la que acabe con el monstruo.
—    ¿Y si el monstruo es más fuerte? —continuó preguntando Danny al darse cuenta por donde quería ir Ryke.
El anciano hizo como si meditara la respuesta, o tal vez la estuviera meditando de verdad.
—    En ese caso, jóvenes muchachos —dejó la copa—, solo habría una persona que derrotar: El monstruo.